Hace
un tiempo explicamos que, a grandes rasgos, los sistemas económicos pueden
clasificarse en tres: el liberal, al que definimos como aquél que distribuye la
riqueza sobre los propietarios sin ninguna participación del Estado; el
colectivista, que toma la riqueza producida luego de haber transformado el
derecho de propiedad de privado a colectivo y la distribuye según un plan; y el
mixto, que rige en casi todos los países del mundo actual, el que está
“autorizado” por parte de los propietarios a distribuir parte de la riqueza
sobre la propiedad y, además, según las políticas que ese Estado decida
según sus inclinaciones.
Nuestro país vive y ha vivido en un régimen de economía mixta que
acentúa, según las decisiones políticas, que esa distribución se efectúe con
preponderancia de las políticas por sobre los deseos y voluntades de los grupos
económicos o a la inversa. Pero, siempre recordando que el sistema básico,
liberal y capitalista sigue subsistiendo.
Perón es el primer y claro
ejemplo del dominio de la primera, la política, sobre la segunda, la economía,
por lo menos durante el lapso que va desde 1946 a 1952, momento en el
cual por razones de agotamiento de su modelo definido como el del “50% para
cada sector”, trabajadores y propietarios, debió reducir la velocidad del
proceso redistributivo dando lugar al Congreso de la Productividad y
suspendiendo, además, el otorgamiento de aumentos de salarios con
retroactividad, para señalar sólo dos aspectos significativos entre otros.
Pasaron muchos años durante
los cuales sucedió la dictadura y el plan liberal durante los cuales los
poderes económicos dominaron ampliamente todas las decisiones políticas y
llegamos a un avanzado estado de crisis general, con reducción de sueldos y salarios,
de jubilaciones y pensiones, de incremento de la deuda externa, de desocupación
y miseria general hasta que en el 2003 un nuevo gobierno fue reconstruyendo
poco a poco esa economía mixta con un acentuado proyecto de igualdad en la
distribución de la riqueza entre todos los sectores. Así las últimas elecciones
apoyaron al gobierno con el 54% votos en su favor, desarrollando un plan de
economía mixta con preponderancia de lo político sobre los grupos dominantes de
la economía.
Pero ese dominio no es
total, por eso se repite en las esferas oficiales y en los sectores populares
que lo apoyan, que falta aún mucho por hacer, y es cierto, dado que esos grupos
económicos han perdido solo una batalla y de ninguna manera la guerra. Pero,
sin salir de la economía mixta.
Además, otro hecho a
analizar es que en este proceso denominado “hacia la igualdad”, no todos los
sectores populares tienen reclamos iguales, en tanto otros no se dan por
satisfechos con lo logrado y exigen más, como lo demuestra cualquier análisis
sociológico que hace historia de los comportamientos humanos.
Por eso, la crisis actual,
llamando crisis a algunos crujidos del contexto social que se vienen
escuchando aumentados en su magnitud por los pescadores de los medios de
comunicación que los difunden.
Uno de ellos es el
enfrentamiento con la CGT derivado de los diferentes niveles de ajustes de los
salarios entre un 18 y un 25%, las quejas de los importadores, el traslado
ilegal de capitales hacia el exterior, como dato natural la sequía, los precios
internacionales, etc., etc.
Hay también otros sectores
denominados como clases medias que han mejorado ostensiblemente sus niveles de
ingresos que solo apoyan al gobierno siempre que les permita ganar más, y
finalmente, una reacción de los grupos dominantes que pretenden aumentar
sus utilidades aún más, entre los que se encuentran los capitales
extranjeros de principal inversión en la faz productiva cuyo objetivo de
radicación en el país no tiene nada que ver con hacer “beneficencia” sino solamente
en mayores beneficios, en manejar las decisiones mediante los monopolios y
oligopolios, en aprovechar los bajos salarios para reducir costos, y dejar de
lado toda otras razones de interés social, como lo demuestra la actividad
petrolera y, fundamentalmente, la actitud de los bancos extranjeros durante
todos estos últimos años y aún más hacia atrás y las respuestas de aumentos de
precios al aumentar la demanda agregada generando inflación.
Si para superar estos
escollos el gobierno lanza programas, se avance de lo político sobre lo
económico, tendrá los límites impuestos por la economía mixta por lo cual la
resistencia a esos avances será cada vez mayor y, por lo tanto, requerirá
un esfuerzo dedicado al convencimiento de los sectores populares para mantener
sus apoyo, al mismo tiempo que hagan oídos sordos a quienes solo criticando
pretende el cambio de rumbo.
Un ejemplo claro de esta
actitud que el pueblo español acaba de acompañar con su voto es la toma de
poder del PP en España, que solo puede ofrecer mayor desocupación, hambre y
ajustes a quienes lo apoyaron, cometiendo un grave error solo basados en su
desesperación
Si eso llegara a suceder en
la Argentina pronto regresaríamos al 2003. Si seguimos en una economía mixta (y
seguiremos), cada sector reclamante debe entender de qué se trata, hasta cual
límite se puede llegar, y actuar en consecuencia para evitar las posibilidades
de un regreso a una etapa de la cual recién acabamos de salir.
Lunes, 30
de enero de 2012