Titulamos
estos comentarios recordando una poesía de un gran poeta de años ha, titulada
“Setenta balcones hay en esta casa, setenta balcones y ninguna flor". Y lo
hacemos vista la necesidad de penetrar en las conductas de algunos de los más
conocidos expositores de la libertad de expresión que, según puede observarse,
como sostenía un jefe de asignación de personal a las distintas ofertas de
servicios de trenes que les ponía sobre la mesa nunca estaban satisfechos, nada
les convenía ante lo cual el citado jefe reflexionaba “pero, a vos ninguna
p………te viene bien".
Este grupo selecto, pero de ninguna manera limitado porque hay algunos
más de menor renombre, considerados como periodistas tanto en la TV como en
unos diarios, cambiando unos las ideas y las defensas y críticas que hasta poco
hacían o, peor aún, sin actuar como tales, como periodistas, los que tienen la
obligación de constatar la veracidad de las noticas que exponen por lo menos
con dos fuentes veraces y por lo tanto verificables, exponen afirmando
rotundamente sus supuestas “verdades”, corriendo el riesgo de que a veces pocas
horas después queden desmentidas, sin que ello les moleste y por lo tanto
no les alcance.
Al hacerlo, como le sucede
a cualquier otro ser humano que cumpliendo en otras funciones se vea desmentido
por la realidad, pierden respeto por sí mismos, no ejercen el sagrado derecho
de defender sus dichos poniendo en juego su auto respeto, que según algunos
afirman es lo único que un ser humano debe sostener; pongamos un ejemplo, si un
médico diagnostica que una mujer está embarazada, no puede sostener a veces
pocos minutos u horas después que no lo estaba; sería un médico que se quedaría
sin pacientes.
Dudamos en este instante si
hacemos o no el listado de los supuestos periodistas que si leyeran esta nota
entenderían sin margen de error a quienes me refiero y, en este convencimiento
omito sus nombres, en la seguridad de que si ocasionalmente leyeran este
escrito se sabrían aludidos.
Para circunscribir, no
obstante el cerco al cual me estoy refiriendo, tomemos algunos ejemplos
recientes unos y otros más lejanos que me permitirán confirmar mis
afirmaciones más arriba expresadas.
1.-Las informaciones
referidas al economista Kiciloff al que en un comentario periodístico del
diario La Nación, uno de estos escribas diseña como marxista, judío y bisnieto
de un tatarabuelo de nacionalidad rusa, con lo cual pretende formalizar la
amenaza de que está organizando un golpe con apoyo estaliniano.
2.-Los comentarios diversos
sobre los integrantes de La Cámpora, a los que comienzan a acusar de imberbes e
incapaces por su condición de jóvenes, interesados solamente en jugosos sueldos
y otros beneficios a los cuales ligan con los montoneros de los años 70 que no
han podido liberarse de las influencias genéticas de sus padres y otros parientes,
y por lo tanto, no lo expresan pero intentan convencernos que están preparando
también un golpe de estado violento con finalidades no expresadas.
3.-Otro periodista, que
pone una carota muy seria para darle consejos a la Presidenta luego de acusarla
de mentirosa y mandarla a informarse bien, sobre una información referida a
palabras de la presidenta de Brasil, totalmente desmentidas, razón por la cual
el MENTIROSO Y FALSO es el propio periodista denunciante.
4.-Finalicemos con una
anécdota, hace unos meses un integrante de un grupo periodístico le envío al
jefe una nota anunciándole que una integrante del mismo de la cual estaba
enamorado o por lo menos que le elevada su temperatura, le provocaba la
intención de ir con una ametralladora a defender sus derechos de amor para
recuperarlos.
Una broma, obviamente que
al titular le provocó la decisión de iniciarle una acción penal para defenderse
del posible ataque mortal. Reacción ridícula, por no llamarla como “b-----“ en
lenguaje popular, que en el fondo solo se explica cómo basada en los mismos
argumentos anteriores, todos destinados a provocar equívocos y ODIOS.
Si, volvemos sobre el tema,
ODIOS, de tal nivel que les impide razonar como si fueran un muñeco mecánico en
manos de un niño.
ODIOS con los cuales
manchan y lastiman a todo el resto tanto los que acuerdan como los que
disentimos porque el ODIO no explica ni justifica NADA salvo el caso de que
expresen los ODIOS de sus mandantes que les pagan y , seguramente, BIEN,
para no expresarlos ellos personalmente.
En conclusión ODIOS PROPIOS
U ODIOS AJENOS POR LOS QUE COSECHAN PESOS Y PESOS Y SE QUEDAN TRANQUILOS AUNQUE
SU AUTO ESTIMA HAYA SIDO ENVIADA A SOTANOS MUY PROFUNDOS.
Lunes, 19
de marzo de 2012