Hace
unos años un famoso cineasta sueco filmó una película a la cual le puso como
título “El huevo de la serpiente” mediante la cual nos advertía que el nazismo,
recientemente derrotado y en supuesta retirada, permanecía vigente y dispuesto
a recuperar los anteriores niveles de dominio y de poder sobre las sociedades
humanas.
Seguramente ese mensaje fue recibido por muchos como el anticipo de
un futuro posible en tanto otros rechazaron esas posibilidades
considerando que después de los crímenes y atrocidades cometidas por ese
régimen despótico de una crueldad infinita tendría posibilidades de
reproducirse.
Otros, quizás los menos
pero no por eso con escaso poder, soñaron con que el futuro podría brindarles
otra posibilidad para imponerlo de nuevo, bajo la seguridad no solo de la
repetición formulada por el filósofo VICO, la que se sintetiza en la afirmación
del ”torno y ritorno”, sino en la definitiva y no solo como una simple derrota
pero nunca la guerra.
Este grupo que hace poco
fuera estruendosamente derrotado en las urnas ha comenzado a manifestarse, como
todos los “fascismos” cualquiera fuere su denominación particular, fascio,
nazismo o franquismo o stalinismo, con creciente violencia y mediante ella
trata de intimidar al resto para ir fundando las razones para recuperar el
poder. Y esa violencia se la imputa a ese resto al cual en realidad ataca,
haciéndose pasar por víctima. Dice que apoya la democracia cuando los
resultados de las elecciones le otorgan la mayoría, pero la rechaza y la ataca
denominándola populismo cuando no les es favorable.
El fascismo actúa de esta y
no de otra manera porque la violencia está consustanciada con su primigenia
esencia; el fascismo es violencia.
Y para disimularlo,
acusando a los otros de provocarla, cuenta a su favor con los medios de
comunicación que le ayudan a mentir y falsear la realidad.
Por ejemplo, los
asaltantes del campo invadieron la legislatura de la pcia de Buenos Aires pero
los “informantes informaron” que fue La Cámpora.
Manifestantes de la Capital
Federal reunidos en Callao y Santa Fe insultaron, escupieron y pegaron a mansalva
a dos periodistas, los patearon en el suelo, pero los medios disimularon esos
hechos aberrantes minimizando los resultados, y finalmente, Rodriguez Larreta ,
el Secretario de Gobierno de Macri, al ser atacado por militantes del club
Comunicaciones, señaló que los mismos eran miembros también de La Cámpora, de
lo que tuvo que desdecirse pocas horas después, cuando miembros del propio Club
se auto denunciaron como los responsables.
Ni que decir de esa misma
violencia si observamos los rostros de algunos de esos manifestantes, rostros
desfigurados por el Odio, insultando con las expresiones más soeces con las que
cuenta el idioma castellano; rostros que daban miedo con sus ojos extraviados
que demostraban que podían llegar al crimen de cualquier oponente, sobre todo
si, como lo hicieron, pudieran actuar en “patota” en una relación con sus
adversarios de varias decenas contra dos o tres víctimas de ese odio.
Cualquiera que los vio
puede estar en el derecho de pensar como tratamos de hacer para distinguir las
conductas dicotómicas de los torturadores, cómo tales y cómo amorosos padres de
familia, si en este caso que comentamos esos rostros del odio pueden
transformarse tanto como para poder formar parte de una sociedad civilizada. Y
todos los que observamos los hechos relatados tenemos el pleno derecho de no
aceptarlo, de rechazarlo de plano.
Para mayores males, en los
componentes de ese fascio no puede distinguirse la identidad de género ya que
el mismo odio y rencor, similares acusaciones e insultos sumados a las mentiras
infaltables conque las apoyan, la ponen de manifiesto señoras “bien” junto a
los masculinos que las acompañan.
En estos tres ejemplos
podemos sostener nuestras afirmaciones en cuanto a que en el país sigue
existiendo una derecha fascista que sueña con el regreso de los asesinos
recientes que, desgraciadamente para los honestos y sinceros creyentes,
contaron con el apoyo explícito de la nomenclatura de la lglesia que, como
acaba de demostrarse, colaboró con el sofisma de llamar desaparecidos a los QUE
EN REALIDAD ERAN ASESINADOS Y TIRADOS VIVOS AL RIO DE LA PLATA.
Todo este relato, que es
solo una pequeña parte demostrativa de la existencia de una porción fascista en
la sociedad argentina, pone de manifiesto que, como lo afirmara el citado cineasta
sueco, el huevo de la serpiente existe entre nosotros, que como tal tiene
conductas sibilinas similares a una cobra, está dispuesta a dar el zarpazo para
recuperar su poder utilizando cualquier metodología por más violenta que
pudiera imaginarse, cualquier falsedad, cualquier construcción falsa, cualquier
maniobra sucia, aunque mediante su puesta en marcha pueda llegar a ocasionar la
más terrible de las catástrofes, aunque se hunda el país por entero y sus 40
millones de habitantes, salvo los privilegiados que gozando de sus fortunas en
DOLARES PUEDEN IRSE A VIVIR DONDE LES PLAZCA.
Y como al releer este
escrito observamos que algunos pueden pensar que somos exagerados les
advertimos que en realidad estamos pensado que nos quedamos cortos ya que
quedaron en el tintero muchos otros hechos y ejemplos que hubiéramos podido
agregar.
Solo nos resta añadir que
al dirigirnos a todo ese inmenso resto ajeno al fascismo, se sume
democráticamente y sin violencias pero si con absoluta decisión, a esta que nos
animamos a denominar Cruzada, para erradicarlo definitiva y absolutamente de
nuestra sociedad.
Finalmente, un mensaje
fraterno para los periodistas que fueron atacados por ese grupo de facinerosos
patoteros a los que les recomendamos que vayan a la iglesia para obtener
el perdón de su conducta anticristiana, ¿o Nó?
Lunes, 4
de junio de 2012