Como consecuencia de las
apariciones de Carta Abierta y hace pocos días de Fundamentos 12 ,dos grupos
constituidos por grupos de los denominados, auto denominados o reconocidos por
terceros como “intelectuales”, otorgándoles una categoría que supone que todos
ellos poseen una capacidad superior de conocimientos, de reflexión, de
actualización, etc., que los autoriza y por lo tanto les reconoce derechos
especiales, para manifestarse sobre la realidad nacional, internacional, sin
límites de temas, y como es tan especial este reconocimiento, creemos
que ha llegado el momento de poner de manifiesto cuáles son las condiciones que
deben poseer esos grupos de intelectuales para gozar de ese distingo, que
comienza desde el mismo momento en que por ser intelectuales reconocidos gozan
de los privilegios de ser consultados, entrevistados, publicados, escuchados,
leídos y respetados.
Por ejemplo el que escribe estas líneas posee el título (minusválido
en el reconocimiento social) de Contador Público Nacional primero al que sumó
posteriormente el de Doctor de Ciencias Económicas.
Es docente universitario desde hace más de 50 años habiendo publicado
cinco libros, tres de ellos sobre temas de su especialidad, Costos, uno sobre
Pedagogía Universitaria contrastando teorías con realidades y otro, titulado
“Reflexiones”, que se ocupa de declaraciones, conductas y actitudes de los
últimos 2000 años de la humanidad. Posee una biblioteca de más de 4000 libros,
de todos los colores y pensamientos, generalmente opuestos a los suyos propios,
de modo de mantener con ellos debates permanentes sobre los temas más diversos.
Como durante su larga trayectoria vital ha escrito y publicado
centenares de artículos referidos a la realidad nacional en todos los campos,
posee una autobiografía no editada que suma más de 360 páginas de todos los
temas de la realidad nacional e internacional que le han preocupado durante su
larga vida.
Sin embargo, en ningún momento ha considerado que pueden serle reconocida
la categoría de ser un “intelectual”.
¿Qué me falta o faltaría? Quizás la más significativa sería de poseer
un pensamiento proveniente de la “matriz genética” con la cual nací, el hogar
de un obrero en que me crié, las condiciones de mi vida posterior, que me han
hecho actuar limitadamente en los diversos campos sociales, con un predominio,
una capacidad de análisis, de todos esos condicionamientos que han marcado mi
vida toda.
Y considero que todos esos factores son los me han impedido alcanzar
el reconocimiento para ser incorporado a la categoría superior de INTELECTUAL.
Son fundamentales dado que solo es un intelectual el que posee la condición
primigenia de DUDAR, aceptando que todas las actividades humanas y sobre todo
aquellas que conducen a la formulación de verdades absolutas, es decir, que no
pueden, como no pueden hacerlo ninguno de todos el resto de seres humanos,
superar la condición de ser totalmente RELATIVAS.
La relatividad de todas las conclusiones, opiniones, actitudes,
análisis, etc., a las cuales arriba en cualquier campo el quehacer humano, es,
valga la paradoja, ABSOLUTAMENTE RELATIVA.
Por eso, el que no duda, no es un intelectual y, por ello, yo que
tantas discusiones tuve y tengo con todos los contenidos de mis lecturas sin
dudar de mis verdades no puedo poseer la condición de ser considerado un
INTELECTUAL.
Quien crea en que las verdades que pretende emitir, que proviene de
sus genes, de su hogar, de sus condiciones generales de vida, pueden ser
recibidas y aceptadas como absolutas y así impuestas al contexto social no será
nunca un intelectual. Las verdades en el mundo real sólo pueden ser recibidas
por sus interlocutores con una aceptación general manifestadas por el “sí,
pero……”
Pongamos un ejemplo derivado de mis propias conclusiones producto de
mi especialidad profesional:
“¿pueden aceptarse condiciones absolutas en el funcionamiento de los
mercados que implican que las decisiones tomadas por esa entelequia sean
consideras como absolutas? Para nosotros es NO Y PARA MUCHO SIN EMBARGO ES
SI."
Domingo,
15 de enero de 2012