Los
comentarios que a continuación efectuamos serían solamente risibles si no
tuvieran origen en un diario argentino, La Nación, que así nos ha hecho saber
mediante una “alarmante noticia” publicada en su edición de días pasados. Deja
constancia así, de que la imposibilidad de los isleños es el resultado de la
negativa de los países americanos, que apoyando a la Argentina, han decidido,
en conjunto, que los barcos con bandera de las Islas no se abastezcan en sus
respectivos puertos.
Ante tan alarmante situación ya que las bananas proveen de una buena
cantidad de hierro que a los malvineros aparentemente les falta, y,
considerando que como seres humanos generosos y pacíficos, los argentinos
tenemos la obligación de aportar a la solución de esa cruel falencia, hemos
procedido a elaborar unas posibles soluciones que permitan aportar a la
provisión de bananas.
Partamos de la base del
siguiente cálculo. Siendo las habitantes de esas islas invasores e ilegales
supuestos “dueños” de esas frías y destempladas tierras, procedan a
devolvérnoslas y regresen a su país de origen, Inglaterra, donde seguramente
encontrarán bananas a montones, y si no las hay pueden traerlas gratis de las
islas del Caribe de las cuales ese país mantiene su decisión de seguir ocupando
con toda ilegalidad nacida de sus procedimientos colonialista.
Como esta solución puede
ser considerada un poco exagerada dado que tendrían que trasladarse en pleno
invierno con todos sus bártulos, tenemos otra que confiamos acepten.
Dos mil habitantes a una
banana diaria de modo de que puedan suplir su carencia de hierro y si no las
pueden comer traten de metérselas en el cuerpo por otra parte además de la
boca, nos daría la siguiente operación:
2000 x 365 = 730.000
bananas anuales
730.000 / 12 = equivalen a
60.833 docenas
Cada docena puede ocupar un
tercio de m2
Las 60.833 docenas hacen
necesario para transportarlas / 3 = 20.780
m2
Para transportarlas y aun
así, antes, para comprarlas pueden solicitar un crédito al banco de Inglaterra
que seguramente se los dará, por el importe resultante que algún importador inglés les cobrará no muy elevado porque
tampoco las ha pagado a valor real ya que han sido robadas en su función de
antiguos piratas y filibusteros a los que la Reina les ha autorizado y para que
al que robe más otorgarle el título de SIR.
En fin, creemos que el
asunto de la financiación será un
problema fácilmente superable. Nos queda el almacenaje, que tiene que ser en
frío, también fácil de arreglar ya que frio sobra en Malvinas y sus
alrededores.
Nos queda el transporte,
para lo cual proponemos que sacando los misiles y demás armamento que posee el
destructor que ya está cerca, obtendrán espacio y si no les alcanza tienen al
submarino con arsenal atómico para llenarlo de bananas como complemento.
Así, y con esta gran
colaboración de nuestra parte, tendrán bananas por un año que quizás les duren
más debido a que a algunos de los
isleños no les gusten para los cual podríamos hablar de manzanas u otra fruta
de nuestra Patagonia pero de los cual no conviene avivarlos mucho no vaya que
le echen el ojo y sostengan que también es de ellos, total la plataforma
submarina se puede medir del derecho y del revés. A los chorros no se les puede dar confianza, no paran hasta no
afanarte todo.
Confiamos en que ambas
soluciones son pasibles de ser puestas en marcha y como el “destacado diario La
Nación ha tenido el acierto” de hacernos conocer este problema de la falta de
bananas, pedirle al mencionado diario “argentino” que se los trasmita a los
isleños cumpliendo a satisfacción y seguramente, con placer, el papel de
cipayos que tanto les gusta.
¡Allá van las bananas,
quédense tranquilos, estos argentinos son boludos de marca mayor, y por si
acaso manden fruta para los muchachos del diario! Es un buen título de primera
página para el pasquín que también es socio en Papel Prensa.
Viernes,
10 de febrero de 2012