Es
costumbre que cuando en el desempeño de cualquier actividad tiene
comportamientos o actitudes fuera del rango establecido por lo común a los
seres humanos se los caratulen de “locos”. Esta costumbre es muy
repetitiva en los jugadores de football y existen de la misma una larga nómina,
en este deporte, que así han sido caracterizados por lo periodistas del rubro,
agregando a sus apelativos el agregado de loco. Por ejemplo, el loco Gatti, el
loco Corbatta y también a muchos otros que podríamos agregar en esta lista. Y a
ninguno nos parece mal y hasta lo celebramos.
Claro que el tema se nos
complica cuando la realidad nos indica que además de esos locos calificados
como tales por sus habilidades extremas y especiales, existen en las sociedades
humanas otros locos reales, algunos mansos e inofensivos y otros muy peligrosos
que deben ser sancionados y reprimidos para evitar que dañen la vida
ajena por su capacidad irreprimible para ellos, de hacer daño.
Todos esos “locos” malos
que requieren una sanción y así se les aplica, ejemplo a los violadores
mandándolos a la cárcel, identificándolos ante sus vecinos, lo que impide su
regreso luego de cumplida la pena y liberados que vuelvan a las andadas.
Pero existen personas o
personajes que no estando satisfechos con esas sanciones que vienen proponiendo
aumentarlas a los cuales por la singularidad de sus ideas corremos el riesgo de
incluirlos en ese conjunto al que denominarlos “locos”, locos lindos, cuando en
realidad son altamente peligrosos sobre todos si poseen riquezas inmensas y por
lo tanto poder y, además, tienen participación política, son diputados o
senadores y quizás hasta se propongan algún día para llegar a ser electos como
Presidentes del país; todo ello agrava las posibilidades de que el error de
sumarlos al grupo de los buenos pueda ocasionar un futuro altamente
peligroso para el resto de los habitantes, ya si es un loco malo y llega
a aumentar sus niveles de autoridad las consecuencias puede llegar a niveles
peligrosísimos.
Y como estamos observando
que existe entre nuestros conciudadanos una persona que posee ambas
condiciones, es rico a RICACHÓN, porque es propietario de 35.000 has. con
sembrado de soja en Salta y, además, otras miles en Santiago del Estero donde
ya se comprobó que explota servilmente a su personal, y ya tiene un cargo
político relevante, es decir, las condiciones básicas para hacer mal, es
necesario, indispensable, tomar medidas para detener su avance ya, antes que
tenga poder para ejecutar sus maldades.
Nos estamos refiriendo a
Olmedo, el de Salta, el de las 35.000 has de campo, el de las otras miles en
Santiago, que desde hace unos meses viene proponiendo arbitrarias medidas para
sancionar a los homosexuales y a los violadores que demuestran que,
basado en su ignorancia supina, predica en ambos temas, complejos hasta para
los mejores especialistas, opina libremente como si fuera un sabio, sobre lo
que hay que hacer.
Si hay actitudes y
conductas cuando tienen su nacimiento en personas de elevados conocimientos que
pese a ello, son contrarias a toda lógica y ecuanimidad, cuánto más peligrosas
resultan cuando solo tienen origen en la cabeza de un ignorante que confunde
sus poderes económicos de los cuales han derivado también sus poderes
políticos, para impulsarlas y promoverlas. Recordemos a Hitler, inteligente,
pero loco malísimo.
Quizás ni ellos mismos lo
adviertan pero cuando actúan así podemos considerarlos como él, Olmedo,
pretende hacerlo con los homosexuales y violadores, dado que también debe ser
incluido en la categoría señalada de locos malos, sabiendo que el término de locos
es solo una forma simple de denominarlos a quien posee la mente alterada como
lo demuestran esas propuesta; es una mente que debe ser corregida para cortar
todas sus posibilidades de hacer daño.
Y afortunadamente existen
procedimientos médicos quirúrgicos destinados a eliminar del cerebro todas las
posibilidades de hacer el mal, como Olmedo propone, la castración y los baños
exclusivos para los violadores y homos, nosotros tenemos el deber después
de este análisis de la conducta del referido Olmedo, proponer que le corten en
el cerebro los cables necesarios para transformarlo en un ser humano manso y
comprensivo que no pueda dañar.